Cada detalle de la celebración cuenta y los vinos para bodas no son una excepción.

Pero, ¿cómo elegir los más adecuados? ¿Cuál es la clave para calcular la cantidad necesaria de botellas de vino para la boda?

No hace falta ser un gran experto para decidir qué vino poner en una boda.

Basta aplicar algunas recomendaciones para llegar ‘vivo’ al altar y asegurarte de que los comensales disfruten de una excelente experiencia enológica el día de la boda.

 

 

 

Vinos para bodas: cómo y cuáles elegir

El universo nupcial se reinventa, aunque, cuando se trata de seleccionar los vinos para una boda, es fundamental innovar con cierta mesura para tratar de que todo el mundo lo pase en grande.

A partir de ahí, estas son algunas claves para decidir que vino poner en una boda:

Para gustos, colores (y sabores)

Las botellas de vino para bodas suelen ser el reflejo de los gustos de los novios. Sin embargo, no tienen por qué ser incompatibles con el de los invitados.

Un vino blanco ligero y fresco, por ejemplo, es una apuesta segura, lo mismo que un tinto envejecido en barrica.

Maridaje

Pensar en el menú también te ayudará a elegir los vinos para la boda.

Equilibrio

Recuerda buscar vinos de calidad que, además de ajustarse al presupuesto, reflejen el estilo y la temática de la celebración.

 

 

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La época del año también te ayudará a elegir las botellas de vino para la boda.

¿Lo mejor para la primavera y el verano? Propuestas más ligeras y con menos graduación.

Cómo calcular el vino para una boda

Vino

Tener claro el número de invitados es el primer paso para saber cómo calcular el vino para una boda o si piensas repartir botellas de vino pequeñas como regalo.

En todo caso, lo normal es que con cada botella se sirvan cuatro o cinco copas. De este modo, si vas a poner blanco, tinto y un espumoso y calculas una copa por cada invitado teniendo un total de 100, necesitarás 25 botellas de cada variedad.

A partir de este cálculo base de las botellas de vino para bodas es importante tener en cuenta si tus invitados son más o menos bebedores, si habrá otras bebidas, el número de niños…

La clave está en aplicar el sentido común y, si hay que redondear, hacerlo al alza para no quedarse corto.

 

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