Estados Unidos impone desde este lunes un arancel de 20.91% al tomate mexicano. El fin del acuerdo comercial encarece productos básicos y pone empleos en riesgo.
El pasado lunes 14 de julio entró en vigor el fin del Acuerdo de Suspensión del Tomate (TSA, por sus siglas en inglés) entre Estados Unidos y México, lo que marca el regreso oficial de aranceles antidumping del 17% a la mayoría de las importaciones mexicanas de tomate.
La medida, impulsada por el Departamento de Comercio estadounidense, amenaza con encarecer productos cotidianos como salsas, ensaladas o pizzas, y genera preocupación entre consumidores, agricultores, importadores y restauranteros en ambos lados de la frontera.
Aunque el Departamento de Comercio argumenta que los aranceles antidumping son una herramienta legítima para proteger a los productores nacionales de prácticas desleales, los consumidores pagarán una parte importante del costo. La teoría económica apunta a que en que los hechos, estas medidas se transfieren al precio final.
De acuerdo con el economista Timothy Richards, de la Universidad Estatal de Arizona, el precio de los tomates podría subir hasta 10% y el consumo podría caer alrededor de 5%. NatureSweet, uno de los principales importadores de tomate en Estados Unidos, advirtió que no podrá absorber los aranceles y trasladará el costo al consumidor. Su director ejecutivo, Rodolfo Spielmann, dijo que los márgenes son tan reducidos que no existe escenario posible donde eso no ocurra.
Ebrard confirma aranceles al tomate
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, señaló que a partir de este lunes se deberá pagar a Estados Unidos un arancel del 17% por la exportación del jitomate, aunque destacó que están negociando con autoridades de aquel país para revertir este y otros gravámenes.
Mientras tanto lo tienes que pagar (el arancel). Pero pues tendremos que batallar para que se llegue a otro acuerdo”,
Además, enfatizó que la economía de México es muy importante para Estados Unidos, pues es su principal importador, por encima de China, Alemania y Japón en conjunto. “Eso probablemente vaya a ser la mayor protección que pueda tener nuestra economía”, indicó.
Señaló, sin embargo, que la amenaza de imponer 30% a productos mexicanos a partir del próximo 1 de agosto es algo que se avisó a todos los países, aunque recordó que es algo similar a lo que ocurrió en enero, cuando Estados Unidos planteó un 25% a todas las exportaciones de México.
“Lo que vamos a hacer es: mañana iniciamos los trabajos con comercio USTR (Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos) para mantener el acuerdo que ya tenemos y ponernos de acuerdo sobre algunas de las medidas que podemos tomar en conjunto en las próximas semanas”.
El acuerdo y su relevancia para la agricultura binacional
El Acuerdo de Suspensión del Tomate ha sido clave para el comercio agrícola entre México y Estados Unidos desde su implementación hace casi tres décadas. Su objetivo fue evitar una guerra comercial mediante el establecimiento de precios mínimos de referencia, controles fronterizos y mecanismos de verificación. Bajo ese esquema, la industria estadounidense pudo garantizar abasto continuo de variedades que no se producen en suficiente cantidad en el país, como los tomates cherry o uva.
James Earl White, exlegislador de Texas y productor agrícola, defiende la vigencia del acuerdo. En una columna para Agri Pulse, expuso que los aranceles actuales son innecesarios y que las acusaciones de dumping carecen de fundamento, ya que desde la renegociación impulsada por Donald Trump en 2019 no se ha detectado ninguna violación. Este pequeño grupo de productores de Florida busca restringir la competencia, aunque admiten que no pueden satisfacer la demanda nacional, afirma.
White advierte que una ruptura total con el acuerdo afectaría no solo a los consumidores, sino también al empleo en Estados Unidos. Según un estudio de Texas A&M University, las importaciones de tomate desde México generan cerca de 50,000 empleos en Estados Unidos y aportan más de 8,000 millones de dólares anuales a la economía a través de la cadena minorista, de transporte y distribución.




