GASTRONÓMIA Y BIENESTAR EN TIEMPOS DE COVID-19

Si hablamos de estar bien, de vivir de forma saludable, –tanto física como mentalmente–, debemos valorar el espacio personal y social que hemos recuperado en la cuarentena.

 
El presidente de la República ha hecho público un decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad. La cuarentena ha sido un tiempo de «aislamiento social», es decir, de alejarnos de nuestros seres queridos, al menos de forma física, aunque la tecnología nos ha permitido, en la mayoría de los casos, disminuir las distancias y acercarnos dentro del espacio virtual.
Sin ahondar en lo polémico que pudiera resultar el decálogo para algunos, vale la pena resaltar los incisos 3 y 7. El primero se refiere a darle la espalda al egoísmo mientras que el segundo habla de una alimentación saludable. ¿Cuál es la relación entre ambos? y ¿porqué son relevantes en tiempos del coronavirus?
La cocina es encuentro entre personas; Daniel Innerarity, catedrático de filosofía del país vasco, dice que: “comiendo y bebiendo se hace y deshace la sociedad”. Es a través de la gastronomía que los vínculos sociales se fortalecen pues comparten en ella su cultura y sus tradiciones.
Desde sus orígenes, las comunidades primitivas se reunían al calor del fuego en los hogares donde además se cocinaban los alimentos; en la actualidad, en el México del siglo XXI, son aún muchas las comunidades rurales que siguen haciéndolo y comparten, entre el fuego y el comal el espacio vital de interacción social y familiar.
Basta recorrer las comunidades de la sierra de Puebla, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Hidalgo y tantas otras en el país para ver esta realidad. La cuarentena nos ha acercado a todos a esta posibilidad de encuentro que en las grandes ciudades habíamos perdido.
En medio de las pilas de trastes por lavar, ollas y sartenes que se han desempolvado porque el aislamiento nos ha hecho cocinar de nuevo, la sociedad se ha encontrado consigo misma. La posibilidad de preparar los alimentos de forma tradicional, saludable y económica se ha hecho común en estos meses.
Hemos recordado que los productos de temporada son ricos, nutritivos, baratos y el tiempo nos ha permitido experimentar con ellos, encontrando nuevas recetas y formas de preparación. Nos hemos acercado a la cocina en familia y disfrutado en la mesa de las inquietudes de cada uno. De eso se trata la gastronomía, de eso se trata el bienestar.
Si hablamos de estar bien, de vivir de forma saludable, –tanto física como mentalmente–, debemos valorar el espacio personal y social que hemos recuperado en la cuarentena. Las actividades laborales, son sin duda necesarias, pero no son la única prioridad de nuestro existir.
La añoranza de los amigos, a quienes ahora vemos sólo a través del reflejo de la pantalla nos invita a darle más relevancia al encuentro interpersonal cuando nos volvamos a reunir en un restaurante, que al platillo más elaborado que sirvan en el mismo. El momento será más importante que la foto para Instagram.
Darle la espalda al egoísmo es salir al encuentro del otro, sin miedo ni reticencias, para que mi propia vida se nutra de la otra persona y que mejor que compartir nuestra gastronomía para ello.
Son tiempos de cuidados y prevención; son tiempos en que la distancia es la mejor manifestación de cariño; pero son también tiempos de revalorar lo que habíamos perdido con el trajín de nuestro diario caminar. La cuarentena nos ha demostrado que las sobremesas, las risas en la cocina y los platos sucios son la mejor demostración de que comiendo bien y cerca de nuestros seres queridos es como se alcanza el verdadero bienestar.

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