Es, probablemente, la idea central detrás de mi obsesión reciente por la cocina. La obsesión es reciente, pero el interés tiene años.
Creo que puedo racionalizar al menos 4 etapas o formas en las que este interés se ha representado. (Casi) Todo empezó con una visita al HEB. (cadena de autoservicios)
La verdad sobre productos procesados
Tengo muy grabado que por ahí del 2010 fui al HEB para prepararme algo de desayunar. Le pedí un bagel integral a la señora encargada de la panadería.
-Lo quiero para ponerle queso philadelphia. Ya sabe, un desayuno light.
Un cliente me escuchó y me dijo:
-No pues con el queso philadelphia olvídate de lo light.
Nunca me había pasado que el queso philadelphia no fuera light. Alguien lo había posicionado como tal en mi cabeza y jamás me había detenido a averiguar si sí encajaba en esa categoría: lo ignoraba desinteresadamente.
A partir de ese descubrimiento aprendí muchas otras cosas, de la mano de mis hermanos Nelly y Carlos, y de mi esposa. Ambos se encargaron de hacerme ver la verdadera naturaleza de muchos otros productos que tenía en mi dieta diaria:
- Yogurt comercial. ‘Es pura azúcar y grasa’
- Salchichas. ‘¿Sabes de qué están hechas?’
- Comida de restaurante de cadena (con algunas excepciones, como seguramente The Food Box). ‘Todo viene congelado.’
- Chocolates comerciales. ‘No es chocolate.’
- Harina procesada. ‘La harina tiene muy poco de natural.’
- Queso amarillo. ‘No es queso.’
- Surimi. ‘Son las salchichas del mar.’
- Mayonesa: ‘Grasa.’
- Comidas congeladas. ‘Básicamente sal con colorantes.’
- Nuggets. ‘Satán.’
(Por cierto: Anthony Bourdain, host del programa Parts Unknown dijo que las dos peores comidas que ha probado en su vida son los nuggets y el ano de jabalí… y que prefiere el segundo porque sabe de dónde viene).
No evito por completo estos productos, pero ahora soy un poco más consciente de lo que hay detrás. Y este interés en particular va en aumento.
Cocina básica
La segunda representación de mi interés por ponerle atención a lo que como se manifestó en un interés por aprender a cocinar cosas básicas.
Antes de los 25 años, aprender a preparar alimentos, eso me tenía sin cuidado.
Las cosas han cambiado en los últimos meses. Supongo que haberme casado con una mujer dispuesta a probar de todo -incluyendo omelets, pollos, arroces y pastas hechas por mí- tiene mucho que ver con mi nuevo interés por la cocina.
Poco a poco he estado descubriendo cómo funcionan ingredientes básicos -el ajo, la cebolla, la mantequilla, el tomate, el champiñón, el camote, algunas hierbas-, y he empezado a sentir gusto por preparar comida, y gusto porque otra persona -hasta ahorita mi esposa- disfrute lo que preparo.
Ahora entiendo el motivador de muchos chefs y cocineros.
El origen de todo lo demás
De acuerdo, las pop-tarts, la crema de avellana y los fish sticks están hechos con maíz procesado, colorantes y otros químicos.
Ahora, ¿sabemos de dónde vienen las manzanas que te comes? ¿de dónde viene el pollo que compras en el super? ¿y el café que nos tomamos en la mañana?
¿Y el chicharrón de la Ramos?
¿Y los kiwis?
¿Y el huevo?
Vivi y Bárbara (La Cosecha de María Pimienta) empezaron a ofrecer frutas y verduras a domicilio en septiembre del 2014. Su modelo de negocio consiste en recibir pedidos por internet, ir al mercado de abastos y llevártelo a tu casa una vez por semana. Un año después abrieron otro día de pedidos a la semana, ahora con puros productos orgánicos.
Gracias a ellas he aprendido que en Nuevo León no existen plátanos, aguacates ni mango. ¿De dónde vienen los que nos comemos a diario? Además, aprendí que las mandarinas son sólo de invierno y que el mango sólo se da 9 meses al año.
Conocer a Dan Barber (en Chef’s Table de Netflix, en sus pláticas TED y en su libro Third Plate) y a Michael Pollan (Cooked en Netflix, el audiolibro deOmnivore’s Dillema que escucho en mi carro), y comer en Pujol, en Central y enKoli han encendido en mí esta curiosidad sobre el origen de las frutas, verduras, proteínas y el resto de los productos naturales que consumimos. ¿Quién los crece? ¿dónde viven esas personas? ¿quién los trae a Monterrey?
Una consecuencia de esto es la tendencia de consumir productos locales. No estoy a favor de que el 100% de lo que consumimos sea local -al menos aún no me convenzo-, pero definitivamente hay abusos en la logística y distribución de alimentos (por ejemplo: el salmón, los piñones, el aceite de palma). No tiene nada de hipster o de novedoso el tema de lo local: se trata más bien de una responsabilidad con tu comunidad.
Caminar por comida
Por último, ponerle atención a lo que como también significa para mí caminar por comida, en vez de manejar por comida.
No lo había pensado hasta que Maki y David, unos amigos que viven en el centrito, me dijeron que disfrutan mucho visitar restaurantes, taquerías, panaderías y cafés de sus alrededor a pie.
Desde que vivimos en Tampiquito, Vivi y yo somos clientes peatonales de Montacometa (cuando andamos fresas), de Angelly (cuando andamos normales), del Taller Vegánico y más reciente de Old Jimmy Wilson’s BBQ, a una cuadra de nuestra casa (gracias a Tito Paredes por la recomendación).
Hoy fuimos a comer aquí unos sandwiches de brisket al aire libre con Gabriel y la pasamos muy a gusto (Gabriel no: andaba súper fussy).
Caminar hacia el lugar donde vas a comer -o donde preparan la comida- tiene su encanto: no me queda claro si este encanto se debe al hecho de caminar per se, o al hecho de esforzarte por tu comida y por ende valorarla, pero yo lo disfruto mucho.
Conclusión
La comida que comemos dice mucho sobre quiénes somos. Si le ponemos más atención a lo que comemos sabremos con más precisión quiénes somos, y tomaremos mejores decisiones sobre lo que queremos comer.
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